6 LARGOS MESES DE CORONAVIRUS TAMBIEN EN JAPON

Han pasado seis meses desde que la crisis del coronavirus fuera declarara pandemia por parte de la OMS.

Desde entonces no ha salido de nuestras vidas. Una realidad que se ha prodigado por todo el mundo. Vamos a aprovechar esta extraña «celebración» para acercarnos al país más longevo del mundo y conocer cómo afrontan el desafío del covid-19, sin llegar a padecer las consecuencias que nos afectan tan dramáticamente.

CORONAVIRUS – 6 MESES DESPUES DE LA DECLARACION DE PANDEMIA | Fuente: OMS

Seis largos meses

A lo largo de este tiempo hemos pasado por el confinamiento, los aplausos en las ventanas, la desescalada, la «nueva normalidad», para llegar actualmente a la «segunda ola» en un contexto preocupante de repunte de la pandemia en toda Europa y en medio de una confrontación política tan inédita como vergonzosa.

A todos se nos quedan cortas las palabras, porque somos conscientes de que el precio de esta trifulca es muy alto, vidas humanas, pérdida de salud y esperanza de vida, en concreto un año menos desde marzo de 2020, agravamiento sin precedentes de la crisis económica, endeudamiento de los negocios y pobreza de los hogares, deterioro de la confianza en las instituciones, «hooliganismo social», etc. etc.

A estas alturas es obvio que se han cometido muchos errores, como también lo es que hay medidas que funcionan, o que nadie está a salvo de caer en las garras del temido bicho, o lo que sea. Y también es obvio que seguimos sabiendo muy poco de la COVID-19, que nos cuesta reconocerlo, y actuar en consecuencia. O sea, desde la consciencia de que nos movemos en la incertidumbre. Mientras no atisbemos el alcance de lo que representa este término, incertidumbre, va a ser muy difícil una perspectiva compartida que fomente la colaboración necesaria para salir con cierta dignidad de lo que estamos viviendo.

Dicho lo cual, y dado que sería de ilusos pensar en la conversión al «bien común» de nuestra clase política, aprovechamos esta extraña «efeméride» para aproximarnos a otras latitudes, en este caso Japón, donde también se ha tenido que lidiar con el mismo problema, que no es otro que la gestión política de una crisis de salud inédita. Quizá mirarnos en el espejo de otros nos ayude a entendernos

Coronavirus en el país más longevo del mundo

Uno de los lugares que más interés despierta a quienes sentimos curiosidad por el fenómeno de la longevidad es Japón.

Recordemos, se trata de un país muy poblado 126 millones de habitantes, y una alta densidad de población, 335 hab/km². Además, la población se concentra en ciudades densamente pobladas, Tokyo tiene más de 15.000 hab/km², algo menos que Barcelona con 15 866 hab./km², y muy superior a la ciudad de Madrid que tiene algo más de 5.400.

Japón es considerado el país más longevo del mundo. Su población mayor de 65 años es la más alta del mundo (28%), lo que la hace ser especialmente vulnerable a la epidemia.

Según datos oficiales, hasta el doce de octubre, la nación asiática había registrado 1.628 muertes y poco más de 89.400 casos, mientras el índice de mortalidad por 100.000 habitantes ronda el 1%.

Muy por debajo del riesgo potencial que se podría haber avecinado dada su proximidad con Wuhan, y el hecho de no haber decretado medidas traumáticas para la economía del país, salvo el cierre de los colegios y la suspensión de eventos masivo. Japón se centró en «convivir con el virus», disminuyendo su trasmisión tanto como fuera posible, a la vez que se mantenían las actividades sociales y económicas. De hecho, fue el COI quien tomó la decisión de aplazar un año las Olimpiadas de Tokyo2020.

La batalla de Japón con el coronavirus, en cualquier caso, no está siendo un camino de rosas. Desde finales de junio se está viendo azotada por la segunda ola, que supera el número de contagios de la primera.

A raíz de ello el canal internacional de la corporación pública de radiotelevisión japonesa NHK emitió en las primera quincena de septiembre dos interesantes documentales acerca de como afrontó el país nipón la primera fase del coronavirus

Puede que su cinematográfico título «Japón 132 día críticos» le evoque a más de uno las historias de la crisis de los misiles en Cuba de 1962. Y ya sabemos lo que eso significó, se evitó un hecatombe mundial y se entró en una prolongada guerra fría.

Ahora vamos a ver que sucedió en Japón desde finales de enero a finales de mayo de 2020.

Japón 132 días críticos

El punto de partida es un primer caso a mediados de enero que desencadena la primera ola de COVID-19 en Japón. A diferencia de muchos de sus vecinos asiáticos, Japón se encontraba poco preparado en esta batalla contra el escurridizo coronavirus. Y, además, se añadía una debilidad que podía poner al gobierno Shinzo Abe contras las cuerdas, no disponían de ningún plan a pesar de las advertencias realizadas por los expertos tras un brote de enfermedades infecciosas ocurrido hacía una década, que incluían, entre otras medidas, mantener o incrementar los centros de salud pública. Cosa que no hicieron.

Los expertos empiezan a sospechar de una crisis. Esta sensación se ve acentuada el 3 de febrero, con la llegada al puerto de Yokohama del crucero Diamond Princesss con 10 infectados, una noticia que recorrió el mundo.

El barco permaneció atracado en Yokohama desde el 4 de febrero, donde las autoridades ordenaron una cuarentena para sus 3.700 ocupantes (entre pasajeros y tripulación) después de que se confirmaran otros 10 contagios por coronavirus. Tras dos semanas de confinamiento en las que al principio no había especiales medidas de protección ni restricciones en zonas comunes, 712 personas que estuvieron a bordo dieron positivo y 13 murieron.

La experiencia del Diamond Princess ayudó a Japón a entender mejor cómo funcionaba el virus. Descubrieron la mayor parte de los contagiados con el virus, casi 80%, no lo trasmite a nadie. En cambio, una pequeña proporción, infecta a muchos otros.

Comité de expertos interdisciplinar

El 25 de febrero se lanza un comité de expertos compuesto por 30 miembros que provenían de universidades y centros de investigación. Este comité interdisciplinar estaba compuesto por expertos de disciplinas, como salud, matemáticas, o economía. Su objetivo era:

JAPON: COMITE DE EXPERTOS DEL CORONAVIRUS
JAPON: COMITE DE EXPERTOS DEL CORONORAVIRUS | FUENTE: NHK

La noción de incertidumbre era creciente en el comité, en consecuencia trasladaron al gobierno la necesidad de tratar esta crisis como de «alto riesgo».

A lo largo de los trabajos del comité emergieron problemas técnicos. Uno de ellos era la carencia en Japón de una legislación actualizada para afrontar problemas de infecciones o contagios. Japón no tenía ninguna forma legal de implementar una cuarentena o de obligar a las personas a permanecer en casa.

El 13 de marzo el gobierno inicia la revisión y actualización del marco legislativo para facilitar la toma de decisiones, sin incurrir en «ilegalidades».

El 11 de marzo la OMS había declarado pandemia el COVID-19.

En reuniones interna del comité de expertos se manifiesta una preocupación por la gran distancia entre la percepción del comité de la gravedad de la situación, y como lo siente la población

El 19 de marzo el comité de expertos se reúne con el gobierno para entregar sus recomendaciones, tres semanas después de haberse constituido.

El comité propone cambiar totalmente el modo de interacción social.

La diferencia entre la percepción del riego del gobierno y de los expertos fue sorprendente.

Esta diversidad de perspectivas se dio a conocer en la rueda de prensa posterior. El comité de expertos trasladó a la opinión pública su preocupación y percepción del riesgo.

El gobierno interpreta esta discrepancia dentro de la normalidad. Ni ambas partes tienen acceso a las mismas fuentes de información, ni dialogan con los mismos interlocutores.

Su conclusión es que se carece de una imagen única de la situación. Interpreta que los expertos redactaron sus conclusiones basándose en su «expertise», pero sin tener en cuenta los costes políticos de su puesta en práctica. En consecuencia solicita al comité que ofrezca, de acuerdo con su «expertise», una propuesta que encaje con la agenda política del gobierno, con medidas que no provoquen un colapso económico.

La estrategia «San Mitsu»

La respuesta fue la estrategia conocida como como «san mitsu«, una recomendación de salud pública que se ha vuelto la regla de oro para convivir con el virus:

Como parte de este principio, los eventos deportivos, por ejemplo, están permitidos, pero la gente no puede gritar. En muchos bares y restaurantes, se les pide a los clientes hablar en voz baja o escuchar la música en lugar de conversar.

El 24 de marzo el COI aplaza los Juego Olímpicos.

El 25 de marzo la gobernadora de Tokyo solicita a la población permanecer en casa.

El 26 de marzo Japón cierra las fronteras, a pesar de las discusiones acerca de su repercusión económica.

Ken Shimura

El 30 de marzo muere el popular humorista Ken Shimura a causa del coronavirus. Esta noticia provoca un shock social y mediático. La sociedad empieza a percibir el riesgo, tenía 70 años.

Los contagios crecen, pasando de 39 nuevos infectados el 25 de marzo a 380 el 6 de abril.

Estado de emergencia en Japón

El 7 de abril, el primer ministro Shinzo Abe, con el respaldo del parlamento, ordena un estado de emergencia de un mes —sin confinamiento obligatorio— y pidió a la ciudadanía que se quedaran en casa “en la medida de lo posible”. Una recomendación que fue seguida mayoritariamente, a su favor jugaba la presión social. En Japón a nadie le gusta ser señalado como responsable de haber trasmitido el virus.

Abe se hace eco de las recomendaciones de los expertos, y describe la situación como mayúscula: «No es una exageración decir que tanto a nivel global como en Japón estamos en la peor crisis desde el final de la Segunda Guerra Mundial«.

Las recomendaciones del comité de expertos, a través de una proyección matemática del profesor Nishiura, exhortaba a la reducción de contactos personales en un 80%, si se quería ser expeditivo y cortar la propagación.

Fuente: NHK

El gobierno anunció medidas para alcanzar como mínimo el 70%, e idealmente el 80%. De nuevo se pone de manifiesto la distancia entre ciencia y política

El 12 de abril la cifra de nuevos contagios alcanza la cifra de 743, y desde entonces había iniciado su descenso, pero mucho más lento que su crecimiento. En cons

El 4 de mayo, con una cifra de 220 nuevo contagios, el primer ministro extiende el estado de alarma 10 días más. Rápidamente se cuestiona hasta cuándo extender las constricciones. ¿Era aceptable para la población continuar con medidas excepcionales? Este era el debate abierto. Las organizaciones empresariales alertaban de las consecuencias económicas, mientras el sector sanitario manifestaba encontrarse desbordado.

¿Cuándo levantar el estado de emergencia?

Si bien el estado de emergencia no se puede declarar sin apoyo social, lo mismo sucede con su levantamiento. Es necesario el consenso para garantizar la eficacia deseada. El estado de emergencia no puede mantenerse si no podemos vivir en su perímetro.

Era necesario encontrar la salida. El comité de expertos plantea un ratio de 0’5 nuevos casos de media en la semana anterior por cada 100.000 habitantes como umbral para salir del estado de emergencia. El gobierno considera inasumible la cifra y eleva el listón a 1 nuevo caso por cada 100.000 habitantes.

El 25 de mayo Japón levanta totalmente del estado de emergencia. Durante un mes se mantuvo en cifras bajas, menos de 100 nuevos casos en todo Japón, pero en agosto alcanzó los 2.000 casos (ya por encima de 1 nuevo caso por 100.000), sin que se tomaran medidas especiales, más allá de instar al cumplimiento de la estrategia «san mitsu«.

A pesar de los resultados de contención de la pandemia, Japón tampoco ha podido librarse de los efectos económicos, los expertos prevén un 5% de caída del PIB en 2020, crecimiento del paro hasta el 3%, y cierre de unos 50.000 negocios /(fundamentalmente micropymes). También hay multinacionales afectadas por la reducción del consumo, como Mitsubishi Motors, que ha empezado a analizar prejubilaciones a partir de lo 45 años.

El país nipón continúa en medio de la batalla contra el coronavirus, siendo la expresión actual más utilizada «políticas apropiadas». Su foco actual está en prepararse para el otoño. Entre las medidas que están poniendo en marcha es la creación de una red de cooperación hospitalaria, para compartir la carga sanitaria.

Pero, sin duda, el aprendizaje más importante es la necesidad de superar la dicotomía política/ciencia. El coronavirus se ha crecido en las debilidades de cada territorio. Los expertos creen en la ciencia. Los políticos desarrollan medidas en el marco de su agenda partidaria. Ambas partes tienen conflictos de interés. Es crucial un debate abierto frente a una gestión separada y oculta, en la que se compartan visiones y se haga partícipe a la ciudadanía. ¿Aprenderemos?

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