Una de las experiencias más atractivas y mágicas que pueden experimentarse en el hemisferio norte en esta época del año son las auroras boreales o «luces del norte».

La auroras boreales son una manifestación de color auténticamente abrumadora y majestuosa de la naturaleza que impregna de luz de neón los cielos, especialmente cuanto más nos acercamos al Polo Norte.
Su origen es el impacto de las partículas solares en la magnetosfera terrestre, desatando una explosión de luminiscencia que pueden durar desde minutos hasta días. Algunas regiones del mundo tienen avistamientos durante todo el año, pero sus probabilidades son mayores durante el invierno boreal, si bien muchas salidas de aficionados se inician ya desde octubre. La razón es clara: noches más largas, frías y claras, lo que facilita su observación.
Su origen es el impacto de las partículas solares en la magnetosfera terrestre, desatando una explosión de luminiscencia que pueden durar desde minutos hasta días.
Son numerosos los enclaves del Círculo Polar Ártico donde las auroras boreales son visibles con frecuencia. Son regiones privilegiadas para el avistamiento al situarse dentro de una zona específica denominada “cinturón o zona de auroras boreales”, entre 66 y 69 grados de latitud desde el norte (un área de entre 2.000-3.000 km del polo magnético), que atraen cada año un gran número de visitantes de todo el mundo. Los más significativos son:




Noruega:
Sin duda, uno de los lugares más privilegiados y cómodos del mundo por la fácil accesibilidad de todo su territorio para avistar auroras boreales. Las zonas más interesantes son Svalbard, Tromso, Harstad, Bodo, Alta, islas Lofoten, Lakselv o Andoya.
Suecia:
La mayor parte de Suecia es igualmente óptima para ver auroras boreales, especialmente cerca de la frontera norte con Noruega. La Laponia sueca, Abisko, Tärendö, Jukkasjärvi o el Parque Nacional Farnebofjarden son buenos ejemplos de lugares de buena observación.
Rusia:
Una gran parte de Rusia se encuentra dentro del Círculo Polar Ártico, lo que la convierte en una zona caliente de avistamientos. La península de Kola es una ubicación privilegiada al igual que las zonas de Murmansk, Arkhangelsk o Petrozavodsk.
Finlandia:
En el norte de Finlandia las luces brillan casi todas las noches de septiembre a marzo, atrayendo a un gran número de cazadores de auroras. Lugares como Kakslauttanen dan buena cuenta de ello.
Canadá:
El norte de Canadá es un enclave mágico para aquellos que buscan una naturaleza salvaje y remota, donde priman todo tipo de sensaciones. Los territorios más septentrionales, del Noroeste y Nunavut, o el Yukón, son los más recomendables.
Islandia:
Los paisajes volcánicos, las fuentes geotermales y las majestuosas cascadas del país hacen de esta isla un auténtico lugar de peregrinaje naturalista con excelentes lugares de avistamiento como Seltjarnarnes en Reykjavik, Vik, Látrabjarg, Westfjords, Eldborgahraun o Djúpavík.
Alaska:
Es otro de los grandes lugares del mundo para observar auroras. Aquí, las zonas aisladas, el clima frío, los cielos despejados y las noches oscuras lejos de cualquier contaminación lumínica, crean las condiciones perfectas para observarlas a lo largo de todo su territorio, con lugares como Fairbanks o Anchorage desde donde se organizan frecuentes salidas en esta zona del Círculo Polar Ártico.
Groenlandia:
Una gran parte de la inmensa Groenlandia se encuentra dentro de la zona de auroras, en concreto la zona sur, donde lugares como Ilulissat o Nuuk garantizan experiencias extraordinarias con estas luces mágicas celestes.
Sin duda, una experiencia mágica que ofrece la naturaleza y que deja huella. Incorpórela a su agenda vital de proyectos futuros porque no le defraudará. Y, cuando lo vaya a hacer, hágalo siempre de la mano de experimentados guías locales y, por supuesto, abríguese y disfrute.
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