CÓMO EVITAR QUE CIERTAS BACTERIAS NOS AMARGUEN EL VERANO

Una mala conservación o manipulación de alimentos favorecen su contaminación por bacterias que afectan a nuestra salud. Conozcamos cómo evitarlo con simples medidas.

Shutterstock / microstock3D

Los vómitos y la diarrea dejaron en tierra a Isabel, sus padres y su hermano. ¡Adiós a las anheladas vacaciones en Palma de Mallorca! Todo porque la tarde de antes habían celebrado el cumpleaños de su prima con una tarta “riquísima” de chocolate que alguien había dejado en la mesa de la cocina, fuera del frigorífico, durante unas cuantas horas.

Todos y cada uno de nosotros somos susceptibles de sufrir una intoxicación alimentaria. Los alimentos, el verano y la mala manipulación pueden ser los responsables de estas infecciones.

La mayoría de las enfermedades gastrointestinales son causadas por bacterias (y/o sus toxinas) que se multiplican en los alimentos y que, al consumirlos, pueden ocasionarnos problemas para la salud. Unas veces de carácter leve (vómitos o diarreas) y otras graves que, en alguna ocasión, incluso nos llevan a la muerte.

Son más frecuentes en verano, ya que el calor y la interrupción de la cadena de frío favorecen el crecimiento de las bacterias en los alimentos y por lo tanto su contaminación.

Contaminado versus deteriorado

Un alimento contaminado es aquél que contiene gérmenes capaces de provocar una enfermedad a las personas que lo consumen. No es lo mismo un alimento contaminado que un alimento deteriorado o alterado ya que cuando un alimento se encuentra deteriorado sus cualidades organolépticas, olor, sabor, aspecto, se reducen o anulan, pudiéndose apreciar por medio de los sentidos (vista, olfato, gusto, tacto) y haciendo que el consumidor no lo compre o consuma.

La contaminación alimentaria, sin embargo, ni se nota ni se ve, ya que los microorganismos no se aprecian a simple vista al ser microscópicos. Un alimento contaminado puede parecer completamente normal. Por eso es un error dar por supuesto que un alimento con buen aspecto está en buenas condiciones para su consumo.

Dentro de las bacterias a tener en cuenta en el verano destaca Salmonella. Todas sus cepas son patógenas, es decir, nos pueden producir una enfermedad y se pueden encontrar en alimentos como los huevos o carnes mal cocinadas. Tampoco hay que perder de vista la Listeria monocytogenes, una bacteria que crece muy bien a temperatura de refrigeración, de ahí que tengamos que tener en cuenta la limpieza del frigorífico para evitar la contaminación de verduras o alimentos crudos.

También Escherichia coli, puede estar presente en alimentos mal cocinados o en aguas contaminadas que utilicemos para elaborar o lavar alimentos que consumimos crudos.

Sin olvidarnos de Staphylococcus aureus, que crece a altas temperaturas en alimentos como las cremas pasteleras, dulces o helados, y que puede aparecer por una mala manipulación.

¿Cómo evitar la contaminación de alimentos en verano?

Si queremos evitar la contaminación alimentaria, y por tanto una enfermedad desagradable que nos amargue el verano, debemos comprar, almacenar, manipular, cocinar y consumir los alimentos de manera adecuada.

Siguiendo estos consejos podremos “disfrutar del verano” sin que ninguna bacteria eche por tierra nuestras vacaciones.


Autores:

Mª Rosario Lucas López, Profesora Titular del Área de Microbiología, Universidad de Jaén., Universidad de Jaén; Antonio Gálvez del Postigo, Chair professor, Universidad de Jaén; María José Grande Burgos, Assistant researcher, Universidad de Jaén y Rubén Pérez Pulido, Profesor Titular Universidad, Universidad de Jaén


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.


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