COVID-19 ¿CEDERIAS TU PRIVACIDAD?

Hablábamos de ello en el desayuno de hace unos meses. Era Lunes de Pascua. Festivo, a pesar de las circunstancias, y los desayunos acostumbran a ser más largos. Aunque aquel fue diferente. Echábamos de menos la normalidad y no sabíamos cuándo la volveremos a ver, o si se convertiría en un recuerdo, porque el COVID-19 sigue su propia narrativa. Con una trama cuyo desenlace desconocemos.

Tampoco tenemos claro el género de esta pieza. Algunos han decido verla como una película bélica, y ejercen de héroes que hacen discursos a la hora del telediario. Monólogos extraños, con más hechura de marketing que alcance, lo cual también tiene su lado positivo. Al otro lado de la pantalla, en casa, nos inclinábamos por pensar que estamos en un thriller médico con formato de serie. Con la esperanza de que solo dure una temporada. Un thriller cuya solución puede estar en la mano de personajes que todavía no han aparecido. Incluidos nosotros mismos, con un rol todavía por descubrir.

Se supone que estamos haciendo lo que hay que hacer para frenar la propagación de la pandemia. De forma mayoritaria actuamos con disciplina. Se ha producido un pacto no-explícito. Aceptamos no sólo lo que hay que hacer, sino incluso las consecuencias de lo que pueda pasar, sin tener apenas garantías de adonde nos conducen las decisiones de los “protas”. Confianza a ciegas. Nuestros políticos son afortunados. Ojalá se den cuenta, y gestionen esta confianza con prudencia y generosidad.
Pero en ese momento, ya había pasado un mes, los pensamientos se van inevitablemente hacia la etapa post COVID-19. Queremos ver el final cuanto antes. Necesitamos ir confirmando hipótesis, despejando incógnitas y esbozar una salida.

Las autoridades sanitarias, en aquel entonces, nos decían que además de permanecer en casa y alejados, habría que hacer test masivos. Algunos también apuntan a la vigilancia digital. Al parecer se ha utilizado en otros países con éxito. Creen que es una herramienta crítica, que nos ayudaría a disponer de la información necesaria para discriminar más efectivamente a quién hay que hacer las pruebas. Esto implicaría ganar mucho tiempo.

La primera reacción ante la idea de aplicar un sistema de vigilancia digital masiva probablemente es de repulsa. La privacidad no es un privilegio, y no hay que entregarla de forma inconsciente. Pero hoy las circunstancias son excepcionales, y hay que sopesar las compensaciones que puedo ofrecer esta cesión masiva de nuestra privacidad. No sabemos hacia donde caminará el mundo cuando esto empiece a disiparse, pero para saberlo necesitamos dar pie al inicio. En resumen, necesitamos más datos de la pandemia, y tratarla tan rápidamente como se pueda, articulando medidas que faciliten su monitorización exhaustiva.

La vigilancia masiva aparece como un imperativo para dar respuesta a nuestro deseo de volver a la vida normal.

Al actualizar esta entrada, en Agosto de 2020, ya disponemos de una App Radar Covid, que puede ser una alternativa, de la que te hablamos más abajo.

LA VIGILANCIA DEL COVID-19 ES UNA DECISIÓN COLECTIVA.

Eran muchas las voces que llevaban tiempo alertando de que nos dirigíamos a un mundo de vigilancia masiva. El debate de estos días sobre la pérdida de privacidad está obviando que la información ya se extrae, coteja y utiliza constantemente, la mayoría de las veces con nuestro acuerdo tácito.

Ahora bien, el hecho de que el tratamiento de la pandemia requiera datos personales masivos puede ser una oportunidad para profundizar en este debate, y sensibilizarnos acerca del uso que ya se está llevando a cabo, para que tomemos el control y ejerzamos nuestro poder como ciudadanía.

Si bien la decisión de conseguir nuestros datos se puede aplicar unidireccionalmente desde el poder ejecutivo, como norma excepcional, y seguramente no exenta de polémica, también se puede invocar como un ejercicio de participación social. Incorporando en su despliegue tanto a las administraciones con responsabilidades en la materia, como a los agentes sociales que facilitarían el compromiso de la ciudadanía.

¿Cómo hacer para que la decisión de ceder los datos quede en nuestras manos?

Un ejercicio de participación activa de la ciudadanía, que implica la renuncia consciente a cierta privacidad personal para acabar colectivamente con la pandemia del COVID-19.

RADAR COVID

Ya está disponible una alternativa, la App Radar Covid, que, al parecer, se van a ir incorporando a los sistemas sanitarios próximamente. Puedes descargar las aplicaciones en los siguientes enlaces:

iPhone

Android

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