Son las fiestas de The Posh Club, una especie de cabarets nocturno-diurnos para mayores de 60 años que empezaron a celebrarse hace 2013 en Crawley, una pequeña ciudad de poco más de 100.000 habitantes a 50 km de Londres, y apenas a 10 minutos del aeropuerto de Gatwick. Su gran éxito hace que ahora estén llegando a otras ciudades inglesas.

Estas fiestas para mayores de 60 años se preparan meticulosamente. Cuentan con tres actuaciones en vivo, con músicos en directo, dulces para acompañar el te de las cinco (estamos en Inglaterra), vajilla vintage y, además, el público es atendido por decenas de voluntarios que visten de etiqueta, blanco y negro, para darle un toque de distinción a la velada. Las actuaciones se ensayan con esmero. Los artistas, en muchos casos antiguas leyendas del cabaret londinense, dan lo mejor de sí para lograr la aprobación de una audiencia tan experimentada como exigente.
El público contribuye con su mejor disposición e imagen. Prepararse – ir a la peluquería, elegir trajes y joyas – también es parte de la diversión. Llegan ataviados con los requisitos de “elegancia” que se solicitan para esta fiesta. Trajes y vestidos brillantes, collares y sombreros, con todos los complementos imaginables regresan a la vida del fondo de los armarios, salpicados con lentejuelas y maquillajes de última generación. Todo lo que haga falta para hacer de esta cita semanal un acontecimiento memorable.
Los artistas en el escenario bromean sobre la Viagra, hay mucha preocupación por el precio que puede alcanzar tras el Brexit – y el público no para de reír con sus delicadas tazas de té entre las manos-. Les gustan las travesuras. The Posh Club está reinventando la vida social de las personas mayores de 60. La “corrección” se aparca a la entrada. Aquí las bromas y las insinuaciones saltan como las burbujas. Todo por cinco libras por cabeza, asequible también para las pensiones más bajas.
Para muchas personas esta fiesta es el día más importante de la semana. El secreto de su éxito es demasiado evidente. Los clientes obtienen una experiencia sin igual por su entrada, y además consiguen algo más. Nadie juega a las cartas ni al bingo, las tazas de te son de porcelana de verdad, las copas de prosecco (el espumoso italiano, muy popular en Inglaterra) son servidas por camareros elegantes y divertidos, ellos también son parte de la fiesta. Los artistas y músicos actúan entre las mesas. Bailan y cantan con el público. Las canciones son bien conocidas, la vergüenza se evapora entre las luces de los focos, y se da vía libre a la indulgencia por unas horas.
Puede que sea muy temprano, apenas media tarde en este salón de iglesia, pero con las bajas luces de discoteca, el postre fluyendo y las voces colectivas haciendo resonar por toda la estancia Could You Be Loved de Bob Marley es como si fuera la madrugada.
Una idea de dos hermanos para su madre que se sentía sola
Cuando Simon Casson se dio cuenta del potencial que tenían las fiestas que su hermana Annie preparaba para su madre empezó a darle vueltas a un plan más ambicioso. En el origen, las fiestas eran para que René, que entonces tenía más de 80 años, no se sintiera tan sola después de haberse mudado recientemente a esta zona.
Al principio, en 2013, los hermanos se las arreglaron para conseguir financiación y lanzar una experiencia piloto de diez semanas en los locales de una iglesia local. Simon se encargaría de seleccionar a las leyendas del cabaret con quienes trabajaba en Londres, mientras que Annie preparaba la comida y reclutaba a voluntarios para que se ofrecieran como camareros de lujo.
Tras varias pruebas dieron con el formato de fiesta que necesitaban y nació The Posh Club, que recibe cien invitados cada semana. Desde entonces han ido ampliando su campo de acción con cinco clubes con eventos regulares para mayores de 60 en Crawley, Hackney, Hastings, Brighton y Elephant & Castle.
El lado serio de The Posh Club es su contribución a la comunidad
La universidad Queen Mary de Londres está analizando el impacto de esta actividad en la salud de los mayores de 60 años. Los asistentes participan activamente en un estudio con cuestionarios, entrevistas y control médico que trata de verificar si estas fiestas reducen la cantidad de visitas médicas, y el consumo de fármacos. El coste de los servicios sanitarios, en definitiva. Por lo que se sabe, venir al club mantiene activa, sociable y optimista a la población que participa en estas actividades. Cada vez hay más estudios que demuestran los beneficios de la actividad social para las personas mayores, como ayuda a reducir la ansiedad, aumenta la confianza e incluso mejora la función cognitiva. Sin duda los resultados serán valiosos para conseguir la financiación pública que los Casson necesitan para mantener el proyecto y poder llegar a más gente.
Pero los Casson no pierden de vista la razón por la cual nació The Posh Club. Quieren que las comunidades mejoren sus relaciones, que las personas sean respetadas y aceptadas, sin discriminaciones, y que su salud se fortalezca al hacerlo. Pero sobre todo quieren dar a la gente la oportunidad de bailar todos los martes por la tarde. Porque lo importante es divertirse mientras el cuerpo aguante. Y ahora quieren implantar doscientos clubes como este, por todo el país. Quieren que haya una fiesta para mayores de 60 años en cada pueblo. ¡Que siga la música!
Si te ha gustado este artículo, no dejes de leer Menopause-the-musical