Cambiar de país para vivir la jubilación es una tendencia creciente. Seducidos por un clima más benévolo, una economía donde obtener más rendimiento a la pensión, y una sociedad cada vez más internacionalizada, cada día son más las personas que buscan un nuevo lugar en el mundo para vivir su jubilación en el extranjero. Pero antes de nada, ¿qué tienes que hacer? Planifica tu jubilación.
En estas circunstancias conviene revisar lo que hay que tener en cuenta y gestionar esta mudanza con todas las garantías necesarias para lograr el objetivo perseguido, vivir mejor.
REQUISITOS PARA LA JUBILACION EN EL EXTRANJERO
Las leyes de inmigración y residencia varían de un país a otro, por lo que es conveniente revisar la información específica del país en cuestión en el portal oficial Movilidad Internacional para averiguar si necesitarás una visa de entrada y residencia. Otra información útil que también se encuentra en la web del ministerio es la validez del pasaporte, las vacunas recomendadas y requeridas, y otros requisitos exigibles en los que a priori sea difícil pensar.
También es conveniente consultar con la embajada del país al que quieres marcharte, por eso, una buena idea es que consultes con ella las dudas que te vayan surgiendo, acerca de los requisitos para poder vivir.
Hay algunos países que tienen planes específicos para residentes extranjeros jubilados, de hecho, quieren atraerlos y disponen de visados especiales, como Panamá o Portugal.
SEGURIDAD Y ESTABILIDAD POLÍTICA
La web del Ministerio de Asuntos Exteriores ofrece información actualizada sobre la seguridad y estabilidad de muchos países. A través del mapa insertado en la página se puede acceder a información en detalle de cada país, especialmente orientada a nuestra ciudadanía.
A veces habrá advertencias de viaje y alertas sobre lugares específicos y, en alguna rara ocasión, se pueden restringir los viajes hacia o en determinadas zonas de ciertos países. La información se actualiza regularmente, y los medios de comunicación se suelen hacer eco de ello.
Como visitante, es posible que se den restricciones de movimiento en ciertos países. Recuerda que mientras te encuentras en un país extranjero, estás sujeto a sus leyes, por lo que es especialmente conveniente obedecerlas.
NORMATIVA SOBRE LA PROPIEDAD EXTRANJERA
Muchos países tienen normas y reglamentos en cuanto a quién está autorizado a poseer bienes y cómo se puede utilizar la propiedad (algunos países, como Israel, restringen totalmente la propiedad al extranjero).
Antes de decidir mudarse a un país, infórmate acerca de sus restricciones en detalle y asegúrate de cómo funcionan sus finanzas y si hay nuevos planes al respecto. La mejor fuente de información es un agente inmobiliario local. Estos agentes se pueden encontrar a través del portal oficial Movilidad Internacional o de organizaciones acreditadas como World Propierties.
Ten en cuenta que incluso si un país no restringe quién puede comprar propiedades inmobiliarias, puede controlar lo que sucede cuando los extranjeros las venden. Es el caso de Malasia, que permite a los extranjeros comprar propiedades, pero cuando esta es vendida, los ingresos tienen que ser depositados en una cuenta bancaria local.
Además, asegúrate de que tus derechos de propiedad estén protegidos. En Europa, los compradores de vivienda generalmente reciben una escritura de propiedad cuando la compran. El funcionamiento en otros países puede ser diferente para los extranjeros. Esto hace que sea conveniente trabajar con un agente inmobiliario acreditado, e incluso con un abogado local para asegurarse de que se mantiene el control sobre la operación de compra y de que todos los documentos se gestionan de acuerdo con los procedimientos locales.
VISITAR ANTES DE MUDARSE, ALQUILAR ANTES DE COMPRAR

Vivir en un país diferente al nuestro no es comparable a hacer turismo. Antes de decidir la ubicación adonde deseas trasladarte trata de conocerla. Alójate en los barrios que estás considerando para ver cómo es la vida allí para los habitantes locales. Y si es posible, visita la zona en diferentes temporadas del año, especialmente cuando llega el mal tiempo, y tu futuro hogar se enfrente al mal clima, vientos desérticos calientes y secos, tormentas interminables, días deprimentes de invierno cuando apenas sale el sol durante semanas, etc. No siempre tendrás la oportunidad de irte una vez que estés viviendo allí.
Puede ser útil dar con alguna asociación o club internacional en la zona al que puedas dirigirte para obtener más información sobre cómo vivir en ese país o en esa ciudad.
Una vez que te mudes, es aconsejable comenzar la transición con un alquiler, que te permita asegurarte de que el lugar se adecúa a lo que deseas para la jubilación. Si funciona, empieza la búsqueda para comprar su nueva casa.
COMPRAR EN EFECTIVO
Dar con un banco con sede en España o en Europa que financie una hipoteca para una propiedad en el extranjero es extremadamente difícil. Algunos bancos locales en el extranjero hacen préstamos a extranjeros, pero no te extrañes si te solicitan una gran desembolso como entrada inicial.
Trata de encontrar una propiedad que puedas comprar directamente, con dinero en efectivo. Tendrás más poder de negociación, será una transacción menos complicada y, en muchos casos, puede terminar con un mejor trato.
PLANIFICA TU JUBILACION: ORGANIZAR BIENES Y PREVER IMPUESTOS
Es posible que estés pensando en jubilarte en el extranjero, donde podrás cobrar su pensión. Pero no es necesario que tus bienes e inversiones se muden contigo.
Las acciones, fondos y otras inversiones similares pueden permanecer en tu país de origen, del que tienes un mejor conocimiento (en todos los sentidos), y por lo tanto su economía y situación política serán más predecibles para ti.
Así mismo, y a menos que usted renuncie a su ciudadanía, estará sujeto a los mismos requisitos de impuestos que si viviera en su país de origen, y tendrá que presentar la declaración de la renta, y declarar cualquier dinero retirado de sus fondos de pensiones. Asegúrese de consultar con un abogado o asesor fiscal antes de mudarse, y planee mantenerse en contacto con él mientras esté en el extranjero para asegurarse de que cumple con las ordenanzas fiscales, de ambos países.
No olvides que muchos países tienes establecidos acuerdos para evitar la doble imposición y que pueden ser favorables para tus intereses. Si decides trasladar tus bienes al extranjero, háblalo con tu asesor para averiguar si serán gravados y cómo .
Para cubrir los gastos diarios, puedes abrir una cuenta bancaria local para aceptar transferencias regulares desde el banco de tu país de origen y pagar las facturas. La banca online facilita ahora más que nunca la gestión de dinero en el extranjero, pero ten en cuenta que existen restricciones a las transferencias a determinados países.
En este sentido, negocia con el banco local el plazo de cobro de las transferencias de la pensión de la seguridad social. En algunos países las retienen hasta cuatro semanas.
Las principales tarjetas de crédito (Visa y MasterCard) son aceptadas en casi todo el mundo y son una buena opción para simplificar los gastos y las compras cotidianas.
ORGANIZAR LA ASISTENCIA MÉDICA
Dependiendo de su destino, es posible que el país disponga de asistencia sanitaria generalizada para toda la ciudadanía. Asegúráte de que los residentes extranjeros tengan acceso a la misma atención y en qué condiciones. Si no es así, averigua qué cobertura tendrás como visitante y valora qué opciones tienes. Si bien la mayoría de las pólizas de seguros de salud no te cubrirán mientras residas en el extranjero, hay compañías que ofrecen seguros de salud a europeos que viven en el extranjero. Algunas incluso te ponen en contacto con médicos que hablan tu mismo idioma.
En algunos países, la atención médica puede ser accesible, pero quizá no a la altura de los estándares a los que estás acostumbrado. Si ese es el caso, podrías incorporar a tu presupuesto anual una cantidad que cubra viajes relacionados con la salud. Aprovecha los viajes a ti antigua casa para visitar al médico de toda la vida, o localiza un destino próximo a tu nueva residencia que te ofrezca el servicio que requieres.
Si actualmente está bajo tratamiento de un médico en su ciudad de origen, pregúntele si podría recomendarle a un colega en su nuevo destino. Este contacto puede facilitar mucho la relación con los nuevos servicios médicos y asegurarle que usted se encuentra en las manos adecuadas.
CARNET DE CONDUCIR
Si vas a instalarse fuera de la UE es posible que tu nuevo país no reconozca tu carnet de conducir actual. Así que si quieres conducir en el extranjero existen dos opciones:
- Verificar si España tiene firmado un tratado bilateral con el nuevo país.
- Obtener un carnet de conducir internacional.
En esta web de la DGT puedes consultar la situación y gestionar ambas opciones.
El carné de conducir internacional caduca al año desde su fecha de expedición, pero te permitirá conducir en el extranjero sin problemas, durante ese periodo mientras obtienes el nuevo carnet, o irlo prorrogando.
Aunque puedas conducir en el extranjero con el carnet actual no olvides consultar las normas de tráfico locales, que pueden ser diferentes a las que tienes costumbre, y ten en cuenta la edad máxima para conducir o alquilar vehículos. Suele ser, los 75 años.
TRABAJAR DURANTE LA JUBILACIÓN
Para algunos, la jubilación significa continuar activo. Muchos jubilados disfrutan de oportunidades de voluntariado y trabajos a tiempo parcial. Otros son más emprendedores, e inician nuevos negocios en el extranjero.
Si piensas trabajar, verifica con anticipación la regulación del país para asegurarte de que no existan restricciones que puedan impedirte encontrar un trabajo o iniciar tu propio negocio.
RELACIONARSE Y MANTENERSE EN CONTACTO CON LOS SUYOS
Para muchas personas, jubiladas o no, lo más difícil de vivir en el extranjero es la falta de la familia y los amigos. Organízate para mantener el contacto con las personas que te importan. La tecnología, los móviles y la videoconferencia (como Skype) te van a facilitar el contacto virtual cotidiano con quienes están lejos. Agenda las llamadas, te va a ayudar a ser constante.
Pero, además, es necesario tener relaciones locales sólidas y confiables. Aprovecha las actividades sociales de tu nueva comunidad (celebraciones, deporte, cultura, gastronomía…), y busca “anfitriones” que te abran las puertas de los nuevos vecinos.
Y, por último, también necesitas un plan de emergencia. Comparte la información de tu nueva residencia y una copia de tu pasaporte con tu familia. Además, es conveniente establecer contacto con la embajada o consulado más cercano, e identificar a una persona de confianza. Comparte esta información con tus amigos y familiares.
Si todo va bien, al cabo de un tiempo te habrás convertido en uno más del barrio. Se empieza entendiendo el idioma o adoptando las expresiones locales, pero es mucho más que eso. Al final, sabrás cuándo ir al mercado para conseguir tus productos preferidos, encontrarás una cafetería en la que sabrán lo que tomas antes de que lo pidas y tendrás discusiones apasionadas sobre la liga deportiva o los políticos del lugar.
Lo más seguro es que nunca llegues a ser tan de allí como alguien que haya crecido en ese lugar, pero te integrarás y te dará cuenta de que «hago lo que hacen aquí», formar parte de una nueva comunidad.