Cada año, las vacunas salvan 3 millones de vidas en todo el mundo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud. Si bien este impacto beneficioso podría ser mayor si los adultos también se inmunizaran. Las vacunas para personas mayores no han conseguido llegar a todos los destinatarios que las necesitan.

La vacunación está muy extendida entre la población infantil, superando el 90% de cobertura en nuestro país. Sin embargo, entre los adultos la situación es bien diferente. Tomemos como ejemplo la vacuna contra la gripe, que no llega ni al 60% de la población en riesgo. Lo cual es especialmente significativo en el caso de una vacuna con unos efectos secundarios extremadamente raros (menos del 5%).
La razón principal del escaso predicamento de las vacunas para personas mayores es que la idea de que las vacunas son para los niños ha arraigado en nuestras costumbres. Pero la realidad dice que los adultos también deberían ser conscientes de la importancia de vacunarse entre las medidas de cuidado de su salud. Especialmente aquellos con enfermedades crónicas, o que están expuestos a la infección a través de su trabajo, estilo de vida, también quienes residen en hábitats cerrados, sin perder de vista la importancia de hacerlo cuando se viaja a algunos destinos internacionales.
Para paliar esta necesidad el Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas han establecido un nuevo calendario que actualiza las recomendaciones en vacunación a lo largo de toda la vida, y que hace especial referencia a las personas mayores, profesionales sanitarios, afectados de inmunodeficiencias y enfermedades crónicas, trabajadores y personas con conductas de riesgo, entre otros colectivos.
El nuevo calendario incluye las siguientes vacunas: poliomelitis; difteria/tétanos/pertussis; Haemophilus influenza b; sarampión, rubeola y parotiditis; hepatitis B; enfermedad miningocócica c; varicela; virus del papiloma humano; enfermedad neumocócica, y gripe. En todas ellas hay recomendaciones determinadas por edad, desde la época prenatal a los mayores de 65 años, pasando por la edad infantil, la adolescencia y la edad adulta.

¿Qué vacunas ponerse?
Esta es una pregunta muy frecuente cuando no se sabe de qué se está vacunado, algo muy habitual para quienes superan los 40 años, porque fue hacia 1980 cuando se implantó la cartilla en la que se anotan las dosis que se van poniendo contra diferentes enfermedades. Por tanto, quienes superan los 40 años pueden tener serias dudas respecto a los antídotos que les inocularon. En el caso de las vacunas para personas mayores lo mejor es preguntar al médico. Se puede aprovechar una consulta rutinaria, ya que, aunque parezca increíble, los sistemas de salud acumulan mucha más información de la que se cree.
Recomendaciones
Un reciente estudio de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) hace hincapié en la importancia de las vacunas para personas mayores de 60 años, de forma sistemática. Por ello el Grupo de Vacunas de la SEGG ha revisado las recomendaciones dirigidas a los mayores de 60 años para prevenir y evitar enfermedades de un colectivo cada vez más longevo, con las siguientes conclusiones:

- Tétanos-difteria: Son necesarias cinco dosis a lo largo de la vida. Si ya se han recibido en la etapa infantil se recomienda una dosis de recuerdo a los 65 años.
- Gripe: una dosis anual para todos los mayores de 65 años. No obstante, se recomienda al resto de la población inmunizarse.
- Antineumocócica y Herpes zoster: una dosis para los que cumplan 65 años en 2019.
Siguientes pasos, consulta con tu médico de cabecera, el personal de enfermería o en tu farmacia. Te van a informar adecuadamente y derivarte al servicio que necesites. Y si vas a viajar, quizá te interese este artículo de Prosigo Magazine Lo que deberías saber si viajas con una enfermedad crónica.